Día Mundial del Alzhéimer

Afate dice que la burocracia lastra el acceso de los pacientes de Alzhéimer a los recursos

El colectivo tiene 38 vacantes en sus centros de día a la espera de informes de dependencia

Pacientes de Alzhéimer

Pacientes de Alzhéimer / María Pisaca

Santa Cruz de Tenerife

En el Alzhéimer, como en otros problemas sociales, «las necesidades de los enfermos y sus familiares van por delante de las posibilidades de atención». Uno de los principales obstáculos para acceder a recursos asistenciales está en la declaración de dependencia que necesitan de forma obligatoria los afectados, debido al bloqueo que se registra desde hace años en el Gobierno de Canarias para tramitar estos informes, a pesar de los esfuerzos de las autoridades para intentar agilizar estos procedimientos.

Esta circunstancia provoca que ahora la Asociación de Familiares y Cuidadores de Enfermos de Alzhéimer y otras demencias seniles de Tenerife (Afate) tenga en total 38 plazas vacantes en sus centros de día de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna, como explica el presidente de la entidad, Ramón Tapia, con motivo de la celebración hoy del Día Mundial del Alzhéimer, una patología de la que todavía «se desconoce el origen y la solución». Ante la pérdida de capacidades de los afectados, recuerda Tapia que «cada familia sufre una situación espantosa en todos los sentidos». Entre otras cosas, explica que al enfermo «no se le puede perder de vista» y eso requiere de un sobreesfuerzo en la atención de dichas personas.

Este año Afate cumple su vigesimoséptimo aniversario. «Ofrecemos servicios a más de 500 enfermos entre Tenerife y La Gomera», manifiesta su presidente. Ese medio millar de usuarios están distribuidos en dos centros de día, uno en Los Gladiolos, en la capital tinerfeña, y otro en Valle Tabares, en La Laguna, así como en una quincena de unidades integrales de atención repartidas por el Sur y el Norte de Tenerife, y La Gomera. Estos espacios están ubicados en Radazul (El Rosario), Candelaria, Fasnia, San Miguel, Adeje y Alcalá (Guía de Isora), el Puerto de la Cruz, Los Realejos, Icod de los Vinos, Los Silos, Santa Cruz de Tenerife, La Laguna y San Sebastián de La Gomera. Esta implantación es posible gracias a la cesión de instalaciones por los ayuntamientos de esos municipios.

En estas instalaciones se busca la estimulación cognitiva y la relación con otros pacientes, gracias al trabajo de psicólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales y fisioterapeutas. Afate tiene en plantilla a cien personas para la atención directa a los enfermos.

El grueso de la financiación de la Asociación procede del Instituto de Atención Social y Sociosanitaria (IASS) del Cabildo de Tenerife. Y en algunos de los centros figura establecido el copago de servicios por parte de los usuarios. Ramón Tapia comenta que, aunque se trata de una entidad sin ánimo de lucro, «hay que administrarla con sentido», con el objetivo de no estar «al borde de la catástrofe» cada año; así como proporcionar estabilidad y continuidad a este proyecto asistencial.

Según el presidente de Afate, con la entrada en vigor de la Ley de Dependencia a esta organización le ha surgido un «pequeño problema, que no es tan pequeño». El motivo es que, antes de la aplicación de la mencionada normativa, bastaba con el diagnóstico de padecimiento de Alzhéimer para acceder a los servicios de la Asociación. Sin embargo, como ya se mencionó, ahora para optar a tales prestaciones se requiere el reconocimiento de la situación de dependencia y el programa integral de atención por parte del Gobierno de Canarias. Tapia admite que son tantas las solicitudes que llegan a la Dirección General de Dependencia que este área no tiene capacidad para tramitar todos esos expedientes en un tiempo más corto. Y eso, según el presidente de Afate, a pesar del personal que se ha contratado por la administración regional para tal fin.

Afate atiende a más de 500 enfermos en Tenerife y La Gomera

La Asociación tiene 35 plazas en el centro de día de Los Gladiolos, pero ahora solo están ocupadas 17. Y en las dependencias de Valle Tabares cuenta con 50 plazas, de las que 20 de ellas permanecen vacantes. «Esto es un desperdicio de recursos considerable», apunta Tapia. Hace varios días, Afate presentó un escrito ante el Gobierno canario para que intente poner solución a este asunto. El presidente de esta organización considera que la directora general, Marta Arocha, «conoce bien la situación», por su experiencia en el Gobierno canario y el Cabildo tinerfeño, y trabajará para intentar corregir la actual situación.

En los centros de día de Afate, los pacientes reciben atención ocho horas cada jornada, mientras que en las unidades integrales de atención abren cuatro horas por la mañana y otras tres por la tarde. Señala Tapia que en la última reunión que mantuvo en la Dirección General de Dependencia dejó una lista de 57 nuevos diagnosticados con Alzhéimer y cuyos familiares ya han presentado la solicitud para el reconocimiento de la dependencia. En palabras del presidente de Afate es «bastante absurdo» que el acceso a unos recursos asistenciales no dependa de padecer una enfermedad, sino de haber superado un proceso burocrático.

Tapia refiere que la existencia de Afate no depende de la cifra de personas que tengan Alzhéimer, sino de cuántas familias requieran de sus prestaciones. Resulta evidente que el incremento de la esperanza de vida contribuye a aumentar la incidencia de esta patología en la sociedad. Los expertos estiman que el 7% de los mayores de 65 años y el 50% de quienes tienen más de 85 pueden padecer Alzhéimer. Ante la actual falta de un tratamiento eficaz para frenar el avance de la enfermedad, la Asociación cree muy importante «dedicar más tiempo y recursos a la investigación».

Afate tiene listas de espera para acceder a todos sus servicios, como, por ejemplo, la ayuda a domicilio o la unidad de evaluación, que se trata de un recurso gratuito a los familiares que, por primera vez, se enfrentan a la cruda realidad de tener un ser querido con Alzhéimer, desorientados y sin saber qué hacer. Solo para ser atendidas por las dos psicólogas hay una lista de espera de un centenar de familias. A juicio de Tapia, «eso indica que la incidencia de la enfermedad supera nuestra capacidad de atención». Dice que ese exceso de demanda en relación a la oferta de prestaciones «produce frustración en el demandante de servicios y en los que los prestamos».

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